Con mucha dedicación, Mónica Arenas le enseña a reclusas como inserta pequeñas piedras de mármol en el nylon. Guayas, broches, piedras y alfileres son los insumos infaltable en cada clase tiene como objetivo ayudar al prójimo mientras disfruta de lo que la inspira, la bisutería.
Estas manualidades son el resultado de una ardua labor por parte de las manos de sus creadoras, mujeres privadas de la libertad en el Centro de Rehabilitación Femenino El Buen Pastor de Barranquilla, pero también ha tenido que enfrentarse a situaciones económicamente complicadas Para esta noble labor, Arenas no solo utiliza las piedras y los hilos elásticos para enseñarle a las reas sobre las artesanías, sino que también remueve dentro de ellas ese poder que tienen y que se ha visto opacado por su estancia en este lugar, Mónica. extiende una invitación muy especial.
Gran satisfacción siente la maestra por la labor que ha hecho con estas mujeres a las que convence de que afuera les espera una nueva vida llena de oportunidades.