Mientras los criminales amenazan a sangre y a fuego, los colombianos suplicamos presencia y contundencia del Gobierno Nacional, apoyo a nuestras Fuerzas Militares y de Policía y respeto de la institucionalidad. Los grupos terroristas alzados en armas se burlan de la intención de paz que les ofrece el Presidente Gustavo Petro y con ella de todos los colombianos. Señor Presidente es momento de actuar.
Lo ocurrido durante este año pero específicamente la última semana en diferentes regiones del país es inaceptable. Ataque sicarial deja 3 personas asesinadas en una misma residencia en Puerto Colombia departamento del Atlántico, hecho del que reconoce su autoría un grupo delincuencial que a su vez manifiesta que seguirá incurriendo en acciones delictivas. Encapuchados extorsionando y bloqueando en la troncal del caribe en jurisdicción del departamento de Magdalena. Un Policía asesinado por un francotirador, dos patrulleros acribillados en el municipio de zulia y la aparición de presuntos artefactos explosivos con banderas alusivas al ELN en diferentes zonas del departamento de Norte de Santander. Un infante de marina asesinado por un francotirador en zona rural de Buenaventura, Valle del Cauca, allí mismo, circularon videos intimidatorios en los que presuntos miembros de bandas criminales amenazan y aterrorizan con impedir que supuestos miembros del cartel de jalisco hagan presencia en esa zona. Tres jóvenes asesinados en la vía que conduce de Corinto a Caloto en el departamento del Cauca. Atentado con explosivos a la infraestructura petrolera y un ataque sicarial que deja 6 personas heridas en Barrancabermeja, Santander, sin mencionar otros hechos.
Estas sangrientas horas que han sobrevivido los colombianos, tristemente, reafirman lo que durante meses han venido clamando y advirtiendo las administraciones departamentales y la Federación Nacional de Departamentos.
Los soldados, policías y ciudadanos asesinados, los atentados contra el comercio y la industria, las amenazas, intimidaciones, y los contradictorios mensajes y anuncios del cese al fuego y el paro armado (Chocó), nos obligan a cuestionar nuevamente al Gobierno Nacional ¿hasta cuándo el silencio y la permisividad? ¿Cuánto más vamos a ceder y soportar como país? ¿Cómo tenemos que entender la paz en medio de la barbarie y el terror?
Los Gobernadores hemos venido denunciando estos hechos, pidiendo acciones puntuales, líneas claras sobre cuál es el rol de cada uno de los mandatarios territoriales en el marco de la implementación de la paz, qué estrategias de emergencia se implementarán para frenar esta avanzada terrorista y en los nuevos escenarios producto de la política de paz.
Genera mucha preocupación que además de los hechos que han venido denunciando los Gobernadores, otras instituciones como la Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo y la Registraduría Nacional del Estado Civil han venido advirtiendo incesantemente que no hay garantías para el desarrollo de las elecciones, nuestra democracia está en un alto riesgo, nuestras regiones están ardiendo.