Menú Close

Nevado del Ruíz: luego de tres meses de alerta naranja baja a amarilla

Nevado del Ruiz / Servicio Geológico Colombiano (SGC)


Durante las últimas semanas, la actividad del volcán ha presentado una disminución paulatina en varios de los parámetros monitoreados, luego del incremento registrado que conllevó al cambio de nivel de Amarillo a Naranja el pasado 30 de marzo. Dado que el comportamiento del volcán ha retornado a un nivel de menor inestabilidad y que ha disminuido la probabilidad de ocurrencia de una erupción de magnitud considerable en términos de días o semanas, el SGC determina que el volcán Nevado del Ruiz cambia de nivel de actividad Naranja (II) a Amarillo (III).

Este cambio de nivel de actividad se basa en los resultados de la observación, análisis y evaluación integral de los parámetros monitoreados en el volcán permanentemente, los cuales indican los siguientes cambios:

  • Un descenso paulatino en la sismicidad relacionada con el fracturamiento de roca al interior de la estructura volcánica. Después de alcanzar las mayores tasas diarias (el 29 y 30 marzo de 2023) desde que se inició el monitoreo instrumental del volcán en 1985, este tipo de sismicidad retornó a los niveles que se tenían antes del 24 de marzo, fecha en que comenzó a incrementar considerablemente.
  • La localización de los eventos sísmicos es variable y dispersa alrededor del cráter sin mostrar ningún patrón en la profundidad, como se ha reportado en las últimas semanas. Esto difiere notoriamente del momento en que la sismicidad migró a lo largo de la falla La Palestina desde el sector suroccidental del volcán hacia el cráter Arenas con un patrón de mayor a menor profundidad.
  • Los niveles de energía de los sismos de fracturamiento de roca son menores a los registrados durante la última semana de marzo y las primeras semanas de abril.
  • Actualmente, el registro de sismos de baja energía en el cráter Arenas -relacionados con la actividad sísmica asociada a la protuberancia o domo de lava existente en el fondo del cráter- es ocasional (el 13 de abril ocurrió el mayor número de sismos de este tipo desde 2015, año en que se observaron por primera vez).
  • La sismicidad asociada al movimiento de fluidos al interior de los conductos volcánicos registra variaciones en el número de sismos y en los niveles de energía liberada, pero no muestra cambios significativos que sugieran el movimiento de magma hacia niveles más superficiales.

Le puede interesar: Gobierno reporta reducción de la criminalidad en La Guajira durante los últimos seis meses


  • Los procesos de desgasificación relacionados con la descarga de gases como el dióxido de azufre (SO2) y vapor de agua a la atmósfera no han tenido variaciones significativas en las últimas semanas, las cuales indiquen procesos de presurización del sistema volcánico y/o ascenso de magma a la superficie.
  • La deformación de la superficie volcánica es menor y no se evidencian procesos importantes de este tipo en el volcán.
  • Las emisiones pulsátiles y continuas de ceniza han disminuido.
  • El nivel de energía de las anomalías térmicas detectadas en el fondo del cráter ha disminuido en comparación a los reportados entre el 7 y 26 de abril, que alcanzaron valores similares a los presentados en 2015, cuando ocurrió el proceso de extrusión y emplazamiento del domo de lava en el cráter Arenas.

Es importante aclarar que, aunque el nivel de actividad cambie a Amarillo (III), el volcán Nevado del Ruiz todavía se encuentra inestable.

Aún es posible que se registren algunos fenómenos contemplados en este nivel de actividad como el aumento en la actividad sísmica, sismos sentidos, emisiones de cenizas, lahares, cambios morfológicos, ruidos, olores de gases volcánicos, entre otros, que, incluso, podrían alterar la calidad de vida de las poblaciones en la zona de influencia volcánica.

Según lo ha mencionado el SGC, el volcán puede desestabilizarse rápidamente, lo que conllevaría a retornar a nivel Naranja o, incluso, a pasar a nivel Rojo, y es necesario que la comunidad en general esté atenta a la evolución de la actividad volcánica.

Fuente: El Nuevo Siglo