Armando Ruiz
Cada 12 de diciembre, la Basílica de Guadalupe, se convierte en el epicentro del culto a la Virgen de Guadalupe. Millones de peregrinos de todo el mundo llegan a este santuario en la Ciudad de México para agradecerle a la «Morenita» un favor o hacer una manda.
Ni la constante pérdida de creyentes por parte de la Iglesia católica ni la pandemia del coronavirus han logrado frenar el culto guadalupano. Este año, las autoridades mexicanas esperaban que unos once millones de peregrinos viajaran a la Basílica de Guadalupe.
La Virgen «está desplazando otras devociones»
Desde 1531 se venera en México a la Virgen, que, según la leyenda, se le manifestó al indígena Juan Diego en el Cerro de Tepeyac.
«Su presencia es cada vez mayor en todos los rincones del país», dice la Doctora Gisela von Wobeser, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. Asegura que «la veneración sigue muy vigente e incluso va en aumento cada día. Está desplazando otras devociones marianas y cristológicas, así como a santos venerados localmente».
Von Wobeser incluso estima que el culto en torno a la Virgen de Guadalupe «es la devoción mariana de mayor crecimiento en todo el orbe católico». Así, por ejemplo, existe un altar dedicado a ella en la catedral de Notre-Dame, en París.