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Pablo Escobar: el narco que iba a pagar la deuda externa de Colombia si lo dejaban quieto

 

Varios de los capítulos de la historia de violencia y de sangre en Colombia tuvieron que ver con Pablo Escobar, el narcotráficante que puso contra las cuerdas a todo un país. Fueron más de 100 bombas solo entre septiembre y diciembre de 1989, en supermercados, entidades bancarias, colegios; 85 más entre enero y mayo de 1990, y 10 en diciembre de 1992.

El 2 de diciembre de 1993, mientras Escobar hablaba por teléfono con su hijo, los Pepes y el Bloque de Búsqueda ubicaron la casa donde se escondía en Medellín y lo mataron mientras intentaba huir por el techo. Hay diferentes relatos sobre quiénes hicieron parte de la operación. Se le ha atribuido el tiro que lo mató al hermano de Don Berna, conocido como Semilla, versión que fue corroborada por la Comisión de la Verdad con altas fuentes de la Policía.

El sicario de confianza de Escobar aseguró antes de morir,  que fueron unas 6.000 personas murieron como resultado de los atentados perpetrados en nombre del Cartel de Medellín. Solo por mencionar algunos de los más terribles atentados cometidos por el capo fueron en 1988, un coche bomba explotó a las afueras del diario El Colombiano, de la ciudad de Medellín. Y en 1989, otro fue detonado en el diario El Espectador, en Bogotá, solo tres años después de haber asesinado a su director.

Según Jhon Jairo Velásquez, alias ‘Popeye’, uno de los principales sicarios de Escobar, unas 6.000 personas murieron como resultado de los atentados perpetrados en nombre del Cartel de Medellín.

Uno de los episodios más curiosos y extravagantes de la vida de Escobar fue cuando, después del asesinato de Rodrigo Lara Bonilla fue el de pagar la deuda externa de Colombia, que para 1984 era de USD13.000 millones. Esa afirmación del narco salió cuando se encontraba con varios de sus lugartenientes en Panamá. Es más, hasta la revista Forbes, lo catalogó como uno de los hombres más ricos del mundo. El mismo Escobar afirmó, cuando esa publicación salió, que su fortuna era aun más de lo que se destacó en ese medio impreso internacional.

Lo que pretendía Escobar era que las autoridades lo dejaran quieto y pudiera seguir con su negocio de tráfico de droga hacia los Estados Unidos. Nicolás Escobar, su sobrino, precisó que a varios de los políticos de la época les pareció viable la idea de pagar la deuda externa. Sin embargo, la propuesta no fue aceptada por el gobierno de Belisario Betancur.