"Estrategia inconclusa", por el columnista Julio César Henríquez

El hombre y la mujer de hoy buscan escapar de la realidad sumergiéndose en las plataformas digitales, los video juegos y espectáculos en los que los héroes no son pensadores resolviendo los problemas del cosmos. ¿Razones para indignarse? ¿Motivos para dejar de creer? Por supuesto que existen. Pero el reto no es quejarse y lamentarse, eso es lo que todos hacen. El desafío se llama proposición. ¿Dónde están las propuestas? ¿Se perdieron en el camino las soluciones?

Vivimos la era de la inconclusión. Las historias se cuentan sin tener un hilo conductor que distinga el inicio, el nudo, ni el desenlace. Parece que el orden de los relatos es escándalo, chisme y disparate. En los cuentos que venden mentiras como realidad, cualquier cosa puede pasar y muchos esperan que las gestas de personajes ficticios creen universos paralelos en los que todos sean felices.

Los compromisos son conversaciones sin llegar a ser acuerdos. Se habla mucho y se hace poco. Es la dinámica del anuncio en la proclamación, la promesa, el discurso, la utopía, el mito, los sueños y los afanes. Los problemas de hoy son los mismos de ayer y no van a cambiar mañana. Todo seguirá igual. Otros nombres intentarán decir con palabras diferentes las mismas ideas.

El cambio parece ser el espíritu de la continuidad, porque la continuidad dice ser el cambio. Y entre lo que se dice y lo que se es, exactamente no ocurre lo que la gente espera que pase. ¿A qué se debe? A que nadie le debe, ni le presta al valor de la palabra. Se perdió el sentido, porque el valor ya no sabe que es el sentido.

Conspiraciones, golpes, persecuciones, instrumentalización de la justicia, guerra de egos, rivalidades superficiales, ataques a la dignidad personal y dramas emocionales, están expuestos permanentemente, alimentando discusiones alejadas de las soluciones que espera la gente. Una sociedad distraída y liderada por desubicados es el paradigma de un mundo esperando que la inteligencia artificial le resuelva los problemas, porque el internet de las cosas, los hologramas, los drones y las energías son alimentadas por la realidad aumentada, el metaverso y sin duda, las fantasías de pregones políticos vacíos.

Una estrategia inconclusa es esa idea capaz de optimar el entorno ofreciendo ser la mejor solución sin la capacidad de la realización. Elaborar, resolver, decidir, alcanzar, lograr, incluir, vincular, satisfacer y cumplir son verbos que se han quedado en sustantivos. Enuncian, pero no activan la voluntad.

Una sociedad abandonada en el encanto y la seducción de la falsedad vive el ciclo permanente de la estrategia inconclusa.

Redacción: EL HERALDO

«Estrategia inconclusa», por el columnista Julio César Henríquez