En un esfuerzo por redefinir su paisaje costero y diversificar su economía, Emiratos Árabes Unidos lanzó a principios del siglo pasado un ambicioso proyecto: «El Mundo». Consistía en la creación de casi 300 islas artificiales, modeladas según los siete continentes, con el propósito de convertirlas en lujosas propiedades para los más adinerados del mundo.
A pesar de una inversión colosal de US$12 mil millones y el uso de millones de metros cúbicos de arena y toneladas de piedra, el proyecto ha resultado ser un fracaso. A más de dos décadas de su inicio, apenas unas pocas islas han sido completamente desarrolladas, dejando la mayoría como puntos desiertos y abandonados desde el cielo, en lo que se ha catalogado como el «mega proyecto más inservible del mundo» por el portal web Top Luxury.
La crisis financiera de 2008 jugó un papel crucial en el colapso del proyecto, dejando a muchos compradores sin recursos para continuar con sus compromisos de compra. Además, la falta de infraestructura física, como puentes de acceso entre las islas, ha obstaculizado su desarrollo y contribuido a su estado actual de abandono.
Aunque el desarrollador actual, Nakheel Properties, ha afirmado que el proyecto sigue en marcha y están buscando recursos para llevarlo adelante, los críticos señalan que el negocio de las islas artificiales para desarrollos urbanísticos comerciales es inherentemente riesgoso. El impacto ambiental y la viabilidad a largo plazo de tales iniciativas continúan siendo temas de debate, especialmente en un contexto de aumento del nivel del mar y preocupaciones ambientales cada vez más urgentes.