En un principio, un equipo de científicos del Instituto del Cerebro y la Cognición en el Departamento de Automatización de la universidad de Tsinghua, en China, desarrollaron un software que tiene la habilidad de revisar las arterias coronarias de un paciente a través de cuatro fotografías de su rostro.
Luego, se ejecutaron una serie de pruebas para perfeccionar el algoritmo, el cual tuvo un margen de éxito superior al 50% al reconocer de forma exacta y específica los problemas cardiacos del grupo de personas que participaron en el test de este procedimiento.
Sin embargo, los autores de esta tecnología en su momento reconocieron que su sistema aún debe ser perfeccionado para lograr una precisión del 100%, pero está originalidad ofrece las bases fundamentales para la creación de diferentes plataformas que empleen el análisis facial como medio para el diagnóstico de múltiples enfermedades.
Por consiguiente, se espera que más adelante los pacientes podrían tomarse selfies y enviárselas a su médico, para que el experto realice un análisis usando esta iniciadora tecnología y así establecer si esa persona requiere exámenes más especializados para tratar una enfermedad del corazón o alguna otra dolencia.