El marcapasos que crearon logra, en un par de días, disolverse en el cuerpo; siendo flexible, delgado e inalámbrico, no necesita batería, desapareciendo del cuerpo por los métodos naturales.
El dispositivo pesa menos de medio gramo y cuenta con electrodos que se laminan sobre la superficie del corazón. A su vez, se mantiene gracias a una antena externa, utilizando la misma tecnología de la que disponen los smartphones para realizar pagos electrónicos.
El desarrollo de este novedoso aparato estuvo a cargo de investigadores de las universidades Northwestern y George Washington.